COYOLXAUHQUI
2 de diciembre de 2022

Colaboración

COYOLXAUHQUI

Por Francisco Rocha

Las Calaveras Mexicanas salidas de las manos de Perla Arroyo tenían que ser bellas, es parte de su naturaleza crear objetos armoniosos y estéticamente agradables. Pero la belleza también puede ser terrible y, en este sentido, sus obras despojan de su barniz almibarado al estereotipo que les ha dado forma en los últimos años. No son calaveras con un maquillaje lindo, sus cuencas vacías nos recuerdan la realidad de la muerte, y sus dientes reflejan la crudeza de la muerte que es el pan de cada día en México. Arroyo no cae en los discursos femeninos clásicos y crea voces frescas para esos cráneos, al tiempo que rescata y recrea historias que ya conocemos desde una perspectiva nueva y, al mismo tiempo, reconquistando la imagen colonizadora del memento mori europeo clásico (el cráneo humano) por medio de elementos simbólicos mexicanos.

En el caso de la Coyolxauhqui recurre al sincretismo que caracteriza a las religiones y artes mexicanas. Su corona recuerda al halo de la Virgen del Pilar. Las auras no son exclusivas de la religión católica y pueden relacionarse a la fuerza espiritual, en este caso, la aureola formada de ¿lanzas? ¿cuchillos? representa la fuerza guerrera de Coyolxauhqui, además de tener inscrito el año 0 (cero) mexica, fecha de nacimiento de su hermano Huitzilopochtli, lo que incluso puede considerarse como un mal augurio en la ideología mexica, ya que nacer para matar era contrario a la dualidad y equidad de las fuerzas dicotómicas que convivían en armonía en la naturaleza, antes de que se impusiera el sangriento modelo imperialista azteca. Esta calavera es rematada con unas manos fuertes, casi masculinas, capaces de levantar un hijo o un mazo de obsidiana por igual.

Los senos plenos e intactos revelan su proceso de encarnación. Al igual que la Coyolxauhqui en las representaciones prehispánicas, no muestra señal de haber perdido el corazón en un sacrificio. En el hombro carga un ajolote, un animal cargado de simbolismo y cuyo enigmático rostro inspiró a Cortázar para dedicarle un cuento. Otro dato curioso de los ajolotes es que tienen la capacidad de regenerar “huesos, músculos y nervios en los lugares apropiados”, incluso son capaces de regenerar su médula espinal. ¹

En la mitología azteca, Coyolxauhqui fue sacrificada por Huitzilopochtli, que la decapitó, descuartizó y esparció sus miembros.

Así pues, la Coyolxauhqui de Arroyo también puede interpretarse como una imagen de renovación, de reconstrucción propia. La escritora Gloria Anzaldúa llama al proceso de escritura “armar de nuevo a Coyolxauhqui”², juntar los huesos, carne y ligamentos que componen una historia para darle una forma final coherente. Por extensión, Anzaldúa llama “imperativo Coyolxauhqui” a los diferentes procesos de reconstrucción psíquica, cultural y emocional.

En el pecho se ve una mariposa que en Grecia (y en Japón) simboliza el alma, e incluso la palabra para alma y mariposa es la misma en griego: psyché. En las naturalezas muertas del tipo vanitas oruga, crisálida y mariposa representan vida, muerte y resurrección³. La mariposa también es representación de Oyá o Iansã en las religiones africanas y afrobrasileñas, que, además de creer en la reencarnación, también consideran a la vida como una secuencia de ciclos, y cada vez que un ciclo concluye, se alcanza un crecimiento espiritual. A este proceso se le llama Balé de Iansã.

Según las investigaciones arqueológicas de la historia prehispánica, Coyolxauhqui fue castigada por enfrentar el poder masculino de Huitzilopochtli, e incluso se refuerza esa imagen de lo masculino que anula por la fuerza a lo femenino que recurre a la magia negra u otras artes misteriosas para conseguir sus objetivos. En contraste con esa conocida imagen de la Coyolxauhqui destrozada y vencida, forjada por la moral cristiana española sin piedad ni profundidad, dado que el sacrificio de una guerrera como ella representó un gran honor a la fuerza de los femenino—, Arroyo nos trae la imagen de una fuerza espiritual recuperada y renovada. Una victoria surgida de la derrota con la que, cualquiera que haya sufrido alguna caída emocional y haya salido de ella, puede identificarse, sin importar género o edad. Por lo tanto, no puedo finalizar este texto sin dejar de agradecer a Perla esa riqueza, conocimiento y profundidad que da a las calaveras mexicanas y que alimentan mente y espíritu, ya que con su obra, remite a las filosofías que consideran a la muerte como parte íntima del ciclo de la vida, una no puede existir sin la otra, y nos regala una aguda reflexión sobre la muerte para que podamos hacer una aguda reflexión sobre la vida.

1 Ver https://www.bbc.com/mundo/noticias-42918181

2 Anzaldúa, Gloria. Light in the dark = Luz en lo oscuro: rewriting identity, spirituality, reality. Duke University Press: Durham, Carolina del Norte, EUA. 2015. P. 107.

3 Hall, James. Illustrated Dictionary of Symbols in Eastern and Western Art. West View Press, Colorado. 1994. P. 14.

Francisco Rocha, São Paulo, 09 de septiembre de 2022

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